Pan y circo, el pueblo y su precio

Autora:

Juliana Andrea Ochoa Bueno

juliana8ab@javerianacali.edu.co

Ilustración:

 Margarita Cruz Añasco

margarit4@javerianacali.edu.co

“Sátira X”, escribe en el papel. ¿Ya va por su décimo poema satírico?, Juvenal sí que resultó tener mucho talento. Talento y persistencia, y unas grandes ganas de expresarle su inconformidad a este pueblo romano en el que vive. Ya comenzó a escribir, mira con intensidad las palabras que va plasmando en el papiro con toda la pasión y furia que siente. Con este nuevo escrito iniciará su nuevo libro, el cuarto, constará de tres poemas como el anterior y planea luego escribir otra compilación.  Yo opino que se debería calmar un poco, apenas estamos finalizando el primer siglo, pero él no escuchará mi sugerencia, todas las cosas que piensa las necesita escribir sin darse tiempo de respirar.

Me acerco silenciosamente, aunque no sea necesario, para mirar y poder darle lógica a esas letras que poseen formas tan difusas desde la distancia. Me centro en la última oración que ha creado y le leo “[…] Hace ya tiempo, desde que no le vendemos los votos a nadie, el pueblo se ha deshecho de preocupaciones; pues el que en otro tiempo otorgaba el mando, las fasces, las legiones, todo, ahora se aguanta y solo desea con ansia dos cosas, pan y juegos de circo”. Panem et circenses, que buena frase para resumirlo. Las nuevas políticas públicas alimentarias y la alta popularidad de los espectáculos, Juvenal está convencido de que esas dos cosas tienen embrutecido al pueblo.

Escucho ruidos en la calle. Me voy al otro lado de la habitación y me asomo a la ventana. Observo a unos hombres que pasan con unas bolsas de trigo, hablan y ríen entre sí lo suficientemente alto para que él, encorvado desde una silla, en la esquina más alejada de la sala se le tensen los hombros. Hace una pausa en la escritura y atraviesa el papiro con tres grandes líneas horizontales, reanuda su escritura y yo vuelvo a mirar a los hombres que se hacen pequeños en la distancia. Vienen de reclamar su parte a la Annona, la encargada aquí en Roma de controlar el comercio y distribuir el trigo.

Debo decir que fue una medida efectiva, cada vez que existía hambre se formaban las revueltas, levantamientos populares lo llaman algunos. Gracias al ahora bajo y constante precio del trigo es un problema que los gobernantes se están ahorrando, todos los pertenecientes a la plebe que fueran certificados como ciudadanos romanos, y fueran varones, siempre tendrían pan como sustento. Aunque, ¿no será aburrido comer lo mismo todos los días?, supongo que ya ha pasado tanto tiempo desde que yo pase por una situación similar que me sería imposible encontrar respuesta a mi pregunta.

Volteo a ver de nuevo a Juvenal, sigue escribiendo y el escritorio ha perdido todo el orden que poseía cuando este pasional poeta comenzó. Me inclino sobre el marco de la ventana y entrecierro los ojos para distinguir la hora que marca el reloj de sol de la plaza, casi las tres de la tarde, ha estado encerrado trabajando todo el día. Es admirable su dedicación, pero en serio creo que de vez en cuando debería salir a ver algo de entretenimiento, ir a ver a un gladiador enfrentarse a las bestias que mantenían en el Anfiteatro Flavio, unas buenas carreras de caballos en el circo o alguna obra interpretada en el teatro.

Pero claro que él no irá, no sólo ve en el pan un enemigo sino también en los “juegos de circo”. Si aún estuviera aquí sería parte de esas personas a las cuales busca darles el ultimátum con sus textos, la profesionalización de varios de los anteriormente considerados rituales para los difuntos para el deleite del público son algo de lo que disfrutaba cada vez que podía. Después de tanto tiempo escuchando a Juvenal hablar sé que esa pérdida del carácter sagrado de estas actividades fue el nacimiento del ocio, otra forma de ganarse a la plebe. Acomodándome el marco de la ventana me quedo tranquilo y me dedico a mirar de forma aburrida el reloj de sol, la sombra sobre este se mueve lento.

Cuando ya van a ser las cinco de la tarde escucho el sonido de la silla raspando contra el piso, volteo la cabeza y miro al otro lado de la habitación, él ya ha terminado su sátira, carraspea un par de veces y se dispone a leerla en voz aun cuando desde su perspectiva está solo en esta casa. Las palabras de Panem et circenses me vuelven a resonar. Es increíble lo que está detrás de esa corta frase, como todo lo que se le debe dar al pueblo para tenerlo satisfecho, sin reclamos ni tensiones internas que amansen con la desestabilización inminente del gobierno, es un recurso alimentario básico y uno buenos espectáculos que los mantengan divertidos. 

Juvenal parece lo suficientemente satisfecho con el resultado como para dejarlo por hoy, aunque la falta de luz que se comienza a presentar a esta hora del día juega un papel protagónico en la decisión de terminar por este día. Él sale de la habitación y yo aún continuo en mi sitio pensando, desde este mundo exterior mío que mide 150 cm de ancho por 120 de alto me cuesta observar a este pueblo que al parecer de a poco ha estado cayendo en la servidumbre. Pero, aquí con el cielo naranja coloreando las casas de al frente de a poco me lo imagino. 

No sé si sea porque sus ideas son lo único que he escuchado en mucho tiempo, pero ahora veo a unas personas que están renunciado a sus derechos fundamentales, a su participación en la política y que cada vez son menos exigente a cambio de cosas tan simples en comparación a lo que están renunciando. Es aterrador, pensar en un pueblo que haga la vista gorda por un poco de pan y circo. Mirando el escritorio lleno de papeles me pregunto si fuera de estas cuatro paredes esas palabras si le irán a resonar.

Información tomada de:

APRENDEMOS HISTORIA. (s.f). Pan y circo en Roma. https://historiayviajes.wordpress.com/otros-paises/italia/pan-y-circo-en-roma/

Avial, L. (2019). Pan y Circo: las políticas alimentarias en la Antigua Roma. Revista Libertalia. https://www.revistalibertalia.com/single-post/2019/02/05/Pan-y-Circo-Roma

Curistoria curiosidades y anécdotas de la historia. (s.f). Pan y circo o, como decía Juvenal en Roma, Panem et circenses. https://www.curistoria.com/2018/03/pan-y-circo-juvenal-roma-panem-et-circenses.html

Reynoso, C. (2018). Al pueblo, pan y circo. Algarabía. https://algarabia.com/para-opinar/al-pueblo-pan-y-circo/

Sátira X, de Juvenal. https://www.edistribucion.es/anayaeducacion/8450030/recursos/UD_10/pag_172_173/u10_p172_lecturas.pdf